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El covid-19 ha provocado que los cielos vuelvan a ser azules


Las fábricas fueron cerradas y las calles quedaron despejadas en la provincia de Hubei, China, cuando las autoridades de aquel país ordenaron a los ciudadanos mantenerse en sus casas para detener la propagación del coronavirus.


Sin embargo, al parecer que el confinamiento tuvo un beneficiario involuntario a nivel mundial: los cielos han vuelto a ser azules. El número promedio de “días de aire de buena calidad” aumentó 21,5% en febrero, en comparación con el mismo período del año pasado, según el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China.


Según informa el porta de CNN México, “las imágenes satelitales publicadas por la NASA y la Agencia Espacial Europea muestran una reducción dramática en las emisiones de dióxido de nitrógeno (las emitidas por vehículos, plantas de energía e instalaciones industriales) en las principales ciudades chinas entre enero y febrero. La nube visible de gas tóxico que se cierne sobre las centrales industriales casi desapareció”. “Esta es la primera vez que veo una caída tan dramática en un área tan amplia para un evento específico”, dice Fei Liu, investigadora de calidad del aire en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. “No me sorprende porque muchas ciudades de todo el país han tomado medidas para minimizar la propagación del virus”.


Ha surgido un patrón similar con el dióxido de carbono (CO2), liberado al quemar combustibles fósiles como el carbón. Del 3 de febrero al 1 de marzo, las emisiones de CO2 se han reducido en al menos un 25% debido a las medidas para contener el coronavirus, según el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), una organización de investigación de contaminación del aire.


China, país que ocupa la primera posición de naciones contamindadoras, aporta el 30% de las emisiones de CO2 del planeta cada año, por lo que el impacto de este tipo de caída es enorme, incluso en un período corto. CREA estima que es equivalente a 200 millones de toneladas de dióxido de carbono, más de la mitad de la producción anual de emisiones del Reino Unido.


De igual modo, la disminución en la producción de petróleo y acero, y una reducción del 70% en los vuelos nacionales en China, ha contribuído a la caída de las emisiones, según CREA. Pero el mayor impulsor fue la fuerte disminución en el uso de carbón en China.

China es el mayor productor y consumidor mundial de carbón, utilizando este recurso para el 59% de su energía en 2018. Además de operar plantas de energía y otras industrias pesadas, el carbón también es la única fuente de calor para millones de hogares en la vasta zona rural del país.


La preocupación, dice el Gobierno chino, es que una vez que la amenaza del coronavirus haya pasado, China se centrará únicamente en reiniciar su economía, que ya estaba sufriendo a raíz de la guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático. Eso podría venir a expensas del medio ambiente. “Podría haber una ronda de estímulo económico que inyectaría créditos baratos a las industrias pesadas en China, y como resultado de eso podríamos ver un aumento de los contaminantes y también las emisiones de carbono en la segunda mitad de este año”, agregó el Gobierno chino.


En Hong Kong, la calidad del aire también ha mejorado desde que la ciudad entró en modo de apagado parcial para combatir la propagación del coronavirus. Los contaminantes atmosféricos clave disminuyeron en casi un tercio de enero a febrero, según datos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Hong Kong, que fueron analizados por la organización ambiental Clean Air Network.


El monitoreo de las estaciones en las áreas más concurridas de Hong Kong, incluyendo la Central, Causeway Bay y Mongkok, reveló que el contaminante de partículas finas PM2,5 disminuyó en un 32%, mientras que el contaminante de partículas más grandes PM10 cayó hasta un 29%, y el dióxido de nitrógeno (NO2) se redujo hasta en un 22%.


La contaminación en la ciudad es causada principalmente por vehículos automotores, embarcaciones marinas y plantas de energía en Hong Kong y alrededor del delta del río Pearl, dice el gobierno.

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