4 policías llamados a juicio por el presunto delito de tortura en el caso Victor Laz Jama
- Daniela Coral Castillo
- 4 ago 2020
- 2 Min. de lectura

La tarde de este 3 de agosto del 2020, Darwing Alberto Valencia, Juez de Garantías Penales, de la Unidad Judicial Sur (Valdivia), en Guayaquil, llamó a juicio a cuatro policías en servicio activo, como autores de los delitos de privación ilegal de la libertad y tortura, en el contexto de graves violaciones a los derechos humanos contra el ciudadano Víctor Laz Jama.
Geovanny Alexandro M. V., sargento segundo, y Washington Daniel V. V., cabo segundo (al tiempo de los hechos), fueron señalados por la Fiscalía General del Estado como presuntos responsables de la supuesta tortura. Por este delito, se enfrentan a una pena privativa de la libertad de uno a tres años.
Mientras que Lenin David P. U., el Fiscal del caso lo señaló como autor de tortura, aprovechándose de su conocimiento técnico y de su posición como funcionario público. Por lo que permanecería privado de su libertad entre diez y trece años. Richard Michael A. L., cabo primero, fue inculpado como autor por omisión del delito de tortura. Por lo que su pena podría ser de cinco a siete años de prisión.
Los hechos se remontan al 27 de enero del 2015 cuando los cuatro policías detuvieron a Víctor Laz Jama, arbitrariamente y lo sometieron a prácticas de torturas en una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Guayaquil. Laz negó hasta el desmayo ser “hachero”, “drogadicto” o “vendedor de estupefacientes”, que son las actividades que los policías habrían buscado que reconozca durante la tortura que duró más de una hora.
Como no aceptaba los “cargos”, vinieron los golpes de puño y de tolete sobre sus brazos y piernas, hasta hacerle gritar y sollozar para que deje de agredirle”, dijo el Fiscal en la exposición del dictamen acusatorio. Dos policías subalternos entraron a la sala –después de escuchar por más de una hora los gritos de dolor y de súplica del torturado– para decirle al capitán que Víctor es un cevichero de un restaurante que ellos conocían. Solo entonces lo dejó tranquilo y envió a su chofer a la farmacia por una ampolla y por hielo para aliviarle el dolor.
Minutos después, el capitán lo trasladó en el patrullero hasta la cevichería y se comprometió ante los dueños del local, a reconocer económicamente las lesiones provocadas a Víctor. Eso no sucedió.
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